Instituto Neurociencias para la Felicidad

¿Cuándo podemos romper nuestros propios límites?

Hace un tiempo a esta parte, las grandes empresas que se dedican a las ventas o al mercado financiero, imponen a sus empleados el concepto de “metas”. Cada año, se ajustan estas metas en función de los resultados que se desean lograr. Estas metas a veces son “inalcanzables”… tanto así que ya al conocerlas, sabemos que no las vamos a lograr y que esto puede significar perder nuestra fuente de trabajo, otras son más accesibles, sin embargo pueden significar un gran esfuerzo personal y al final quedamos agotados y tiritones de ver que vendrá después! Luego se suman las metas personales hacia los bienes materiales: un auto, una casa, una lavadora, el reloj, la parcela, el viaje, la moto, la TV de x pulgadas… En fin, un mundo de objetos de consumo, en una economía limitada, que tiene que ver con nuestros ingresos y créditos! Finalmente las metas propias de orden afectivo: casarse, tener hijos y educarlos lo mejor posible, tener estudios profesionales o un oficio, poseer un magister, un doctorado o un post doctorado… metas que son además de orden significativo y que duele no poder llevarlas a cabo también. Por lo tanto, de meta en meta, vamos consumiendo, necesitando y exigiéndonos al máximo, más de lo que podemos darnos cuenta en general y por esto, a veces podemos sentir que “no para” y que en el futuro, existirá cada vez mayor exigencia y más esfuerzo. Sin contar que puede ser que queramos de todo, pero logremos con mucho esfuerzo, un mínimo de lo que queremos y por lo tanto exista la frustración y la decepción por falta de posibilidades junto con otras dificultades que se suman de la vida. como son los imprevistos que pueden ser “determinantes” de otras necesidades como una cirugía de urgencia o un problema crónico de salud. ¿Qué les puedo recomendar? A veces “menos es más”, a veces las prioridades son parte esencial de una vida con “buenos límites”, entendiendo al límite como un aspecto natural y humano de cada uno de nosotros, donde el estrés y el desgaste se pueden sentir. La balanza de cuanto de esto o cuanto de lo otro, a veces tiene pocas posibilidades de ajuste… Sin embargo los invito a imaginarse “una buena vida” y a reordenar prioridades!!! Sobre todo una vez al año, luego de cerrar ciclos y comenzar nuevos desafíos. Reflexionar si en verdad empeora o mejora mi vida con más consumo y menos afectos, priorizar los vínculos, las conversas, los cafecitos con las amigas y el paseo familiar. Un contexto de relaciones afectivas positivas genera “salud mental positiva”. Ps. Mariann Davila Coggiola

Creer en ti un 100%

Hemos vivido acostumbradas a poner nuestras acciones y actos, en función de la aprobación y la necesidad de ser aceptados y validados en los grupos de pertenencia desde niñas. Esto ha sido en general el proceso que sustenta la estructura de validación interna. Si de pequeña no hubo mucho apoyo de la niña o había muchos hermanos o simplemente los papas estaban muy demandados por el trabajo y la familia, es posible que la autoestima y la autovaloración no hayan sido aspectos reforzados. Por lo general hay familiares con lo que la niña, puede recibir apoyo, aprobación y afecto, abuelos, tíos o profesores son por lo general, redes y espacios de contención para el desarrollo de la seguridad interna y la confianza en sí mismo. Si al revés la niña ha sido sobreprotegida y sobre demandada por sus padres, por lo general sucede con los hijos únicos, en general estas niñas tienen un auto concepto que se centra en ellas y les cuesta adaptarse a otros, como pares iguales. Estas niñas “todo lo que hacen esta maravilloso”, inclusive lo que esta no tan maravilloso, pierden contacto con la realidad y les cuesta integrar que el mundo gira alrededor del sol y no de ellas. Por lo tanto, ni mucho ni poco, es lo más apropiado. Esto es parte del paradigma de ser padres y hacerlo lo mejor posible! Luego en la adolescencia vendrá el gran cambio! Necesitamos a la amiga mejor amiga, de la mejor amiga, para poder ir alejarnos de nuestros padres e identificarnos con nuestro grupo de pares… Sin esa mejor amiga, la vida es incierta, angustiosa, y poco segura en esta etapa. Por eso, es que el Bullyng se vuelve tan profundamente significativo y demoledor en esta etapa, ya que no se puede madurar el proceso de distanciamiento de los padres por una parte y por otra la violencia y el rechazo del grupo o el hostigamiento, deja huellas en el proceso de socialización, generado daño emocional profundo muchas veces y dificultades de tener amigos “buena onda” y que te cuiden y te aporten como personas. Así que acá llegamos a la edad adulta, dependiendo de las condiciones y experiencias tendremos una mirada centrada en lo externo y en lo interno, que nos llevara a una serie de apreciaciones importantes de quienes somos y en que podemos realizar nuestras metas y sueños. Si eres de las personas que crees que lo que pasa afuera de ti determina los resultados, es posible que te sientas muy insegura y poco apoyada, sobre todo si estas en lugares donde la competencia, las diferencias sociales o la discriminación están presentes. El hecho mismo de si cumples las propias expectativas de ser aceptada o recibida por un grupo, un equipo de trabajo o en una familia nueva, puede significar mucho. Si afuera es cálido, acogedor y estas siendo vista y aceptada, tu grupo de pares te acepta, te acoge y te acompaña, entonces afuera será más nutritivo y seguro. Siempre el medio nos dará señales de si debemos o no estar atentos a esta necesidad de ser aceptados y acogidos. Nuestra autoestima y autovalidación dependerá de una excesiva externalización y podemos sentirnos inseguros y poco apreciados en algunos momentos, siendo más dependientes de lo externo y recibiendo internamente más ansiedad relacional y necesidad de aprobación. Si bien es relevante lo externo, necesitamos un equilibrio base de lo interno para contar con juicios propios acerca de la realidad y la autonomía necesaria para confiar en nosotros mismos. Si por dentro de la persona, todo lo que sucede se debe a sus propias acciones, independiente del medio, es posible que exista una autovalidación más activa, construida bajo las propias expectativas de quien queremos llegar a ser y el cómo cumplir propias metas y sueños. Son personas más independientes de la validación externa y confían en sus propios recursos internos y habilidades para surgir en la vida. Saben que existe una frontera de lo de adentro, con lo de afuera y que hay que buscar un punto intermedio de seguridad y de metas claras, para mantener y sostener la mirada sobre lo que los satisface. Tampoco podemos ser 100 % centrados en lo interno, porque no sería normal ni sano. Hay una necesidad de hacerse cargo de sí mismo, en las propias acciones y decisiones y observar el resultado de estas. Así que ley del Universo para el éxito: 50 % dentro de nosotras necesitamos conocer nuestros proyectos, decisiones, esfuerzos, acciones concretas y disciplina y 50 % afuera: con flexibilidad, empatía, adaptación al medio y una fuerte observación de las condiciones para ir reformulando cada decisión y proceso que se realiza desde dentro, desde esa parte de ti interna, que busca lo mejor para ti desde ti misma. Hay otros elementos esenciales que deben ser considerados para creer en ti misma y vivir la vida que tú elijas. Define qué es lo que te hace feliz, lo que realmente necesitas y diseña un Plan de acción que sea de menos a más. Esto es relevante en el sentido del logro, de dar pasos de seguridad y generar confianza interna. Generar un espacio personal de auto apoyo y reflexión diaria que te permita descanso y una revisión de lo que esperabas lograr en el día a día. Acostumbra a darte palabras positivas a ti misma, a reforzarte con frases de auto apoyo optimista. Una de las mejores y la más clásica: Mañana será otro día… si? No compartas con cualquiera tus planes ni te sobre expongas a las críticas de personas que son pesimistas o saboteadoras… Lejitos son más bonitos! Cuida de tus procesos emocionales… de cuando estas con poco ánimo, buscar descanso y buena compañía y de cuando te sobra energía, utilizarla para experiencias que te motiven y te lleven a procesos entretenidos y creativos. No dudes de ti, de tus propósitos y de tu merecimiento! Así que ábrete a preguntarte: Que más es posible?… y deja que el Universo te muestre el camino!

Volver a re-conectar con mi corazón, mi ser interno y disfrutar.

Como acceder a transformar emociones bloqueadas a un nivel celular (DNA) a través del Proceso De Sostener Puntos (PHP) Hemos vivido experiencias de todo tipo en la vida y cada una de estas representa un aprendizaje y una integración del proceso de la vida. Por cada experiencia nuestro cuerpo y fisiología poseen muchas formas y mecanismos conscientes e inconscientes de aprender, los cuales son muchas de las veces autónomos a nuestra voluntad y otros aprendizajes los realizamos muy alertas y con atención consciente, de forma de interiorizar lo que queremos aprender. Los procesos de memoria también tienen formas particulares de expresarse a través de imágenes, sensaciones, recuerdos y evocación o sueños, que nos permiten acceder a recordar estas experiencias. Estos mecanismos de poder rememorar o recordar también tienen aspectos conscientes e inconscientes que van grabando la historia de nuestra vida y del cuerpo en simultaneo y que representan para el cuerpo también un proceso de adaptación, autorregulación, aprendizaje y cambios en forma permanente. En el Proceso de sostener puntos (PHP) se trabajan puntos específicos que permiten acceder a historias, experiencias, memorias, creencias y emociones que están “encriptadas” o guardadas en el cuerpo en forma de cristales de sales, los cuales guardan en ellos estos elementos. Muchas veces las memorias traumáticas se encuentran en estos cristales que van generando un “corto circuito” dentro del sistema nervioso y alteran nuestra salud y bienestar. Muchas veces no logramos resolver las experiencias traumáticas debido a esta acumulación de cristales dentro de nuestro sistema y vamos sintiendo falta de vitalidad, baja emocionalidad o motivación y que nos quedamos atascados en procesos que fueron difíciles o traumáticos. Catalina Ureta, quien es parte de nuestro Instituto de Neurociencias para la Felicidad y quien dirige a nivel internacional la Formación de PHP. Durante más de 20 años Catalina ha continuado perfeccionado esta terapia y nos enseña como aprender a liberarnos de estos cristales que nos provocan desánimo y muchas veces problemas crónicos. Este conjunto de intervenciones terapéuticas a lo largo de la intervención de PHP, permiten a la persona recuperar aspectos esenciales de su vida. Cambiar, hábitos, comprender, perdonar y libera creencias restrictivas y retomar sus procesos vitales con más relax, más energía y más salud. Durante este año hemos comenzado la formación de PHP con un grupo de trabajo de destacados terapeutas especializados en el trabajo de Autorregulación emocional y manejo de experiencias que han sido traumatizantes o que han marcado nuestra vida. A veces una cirugía con mala recuperación, un accidente de auto, la pérdida de un ser querido, la separación de la pareja o sentirse estresado en forma permanente son situaciones que pueden ir generando procesos aún más complejos de depresión, ansiedad o angustia, que si se pueden revertir y curar. Nuestra visión al largo plazo es poder poner a disposición de las personas estas innovadoras técnicas y participar activamente en difundir, promover y compartir las experiencias de vida que nos lleven a vivir una vida con propósito y que la podamos disfrutar. Te invitamos a tomar contacto con Mariann Davila, Asistente de PHP, certificada, quien podrá entregar más información y realizar sesiones individuales. También coordina el Programa Internacional de formación PHP Chile, que se inicia el 26, 27 y 28 de octubre 2018. Esta formación esta supervisada en forma permanente por Catalina Ureta y Mariann Davila y tiene una duración de 2 años, durante los cuales se realizan 4 módulos de estudio. Para más información escríbenos al E-mail: mdavila@institutoneurociencias.cl Descargar programa PHP 2018 Chile.  

Taller Programa de Educación para la Paz

Hoy Domingo 4 de Junio en un día hermoso llenó de Sol termino el entrenamiento Intensivo de tres días de Monitores Para el Taller Programa de Educación para la Paz Con la participación de la Profesional Mariann Davila Directora de la Fundación Vortex Integrativo Ana Verónica San Martín Coordinadora y Terapeuta Fundación Vortex Señor Pablo Manieu Gerente de Riesgo del Club Hacienda Santa Martina Dirigido por la Directora de la Fundación Humanidad Chile Monica Ureta Parot Muchas gracias por su tiempo y apoyo.

Para salir de caos de fin de año, no hay nada mejor que un paso a paso y mucha calma.

Uno de los interesantes fenómenos humanos, es el “Sindrome del fin de año”… eso de que se nos acaba el año y que probablemente tendremos que “multiplicarnos al igual que los panes”…. Bien, si te sientes así puedo decirte que hay muchas formas de poder realizar estas múltiples actividades. Algunas formas nos llevan al stress supremo y otras nos permiten autorregularnos, lograr mantener un equilibrio entre el deber ser y el cuidado de nuestra propia paz y capacidad de hacer cosas. Lo ideal es que te puedas enfrentar al fin de año, con una “Lista” de absolutamente todo lo que deberías hacer de aquí a una fecha específica, por ejemplo: Anota todo lo que te recuerdas que tienes o quieres hacer Cuando la lista está completa, prioriza: lo urgente, lo que tiene fecha exacta, lo que estas asumiendo de otros y lo que es tuyo, propio. Al priorizar corre la fecha sobre todo y el grado de compromiso. Si esta sobrepasada solo acepta lo que realmente sea posible. Luego de priorizar y dar orden a la lista, define cuando comenzaras a ejecutarla y ponle fecha de término, por ejemplo 1 de diciembre al 2 de enero. Al comenzar la ejecución de la lista te recomiendo dividir las tareas por no más de 5 cosas por día, parcializando las actividades que harás. Busca estar consciente de que logras cada tarea por día y verás, que avanzarás paso a paso. Cierra tu lista!! Si viene alguien y te dice…. Porfa necesito tal cosa o ayúdame en esto…. Piénsalo muy bien, si es que en realidad tienes ganas y capacidad o tiempo! Los únicos que podrían tener algo de opción son la familia directa… el resto puede saber que ya se acabaron las opciones contigo. Suena fome, sin embargo, sentirás que puedes manejar tus tareas y no que terminaras odiando a todo el planeta. Porque nunca sería posible abarcar tanto en un mes! Cuida de dormir al menos una media hora más por día en periodos de alto stress, sea a la hora que puedas, no dejes de descansar un ratito cuando te sientas cansada, o duerme lo más posible el fin de semana para reparar energía para la semana. Evita dejar las cosas para el último momento, sobre todo si te sientes agitada y poco apoyada por momentos. Cuida tu lista y si ves que un día se quedó algo, anótalo para el siguiente… a veces la calma, es la mejor opción y el paso a paso, para salir triunfante de estas fechas! Anota tu lista en papel y en el celular, si no andas con libreta a mano. Integra fechas relevantes en tu agenda y coordina ambas, la lista y la agenda, cada día al partir el día. Espera también que se den algunos cambios, porque el mundo es “cambiante”, y tú puedes aceptar un grado de flexibilidad y capacidad de adaptación, si te avisan con tiempo o hay algún imprevisto. Deja al menos un día a la semana de NO lista… ese día, puedes revisarla a ver cómo vas… Te lo recomiendo con un buen vino en la mano y música que te guste!! Aplica crearte momento de gratitud y pasarlo bien contigo misma…. Si no te gustan las listas…. De verdad lo entiendo…. Solo los elefantes y algunos humanos pueden recordar mucha cosa al mismo tiempo…. Si eres uno de esos!! Pues felicidades, entonces solo tendrás que priorizar y transar con lo que venga! Les deseo lo mejor para este fin de año! Mariann Davila Coggiola

Afecto ligado a la agresión en la vida de un niño

Cuando amamos y entregamos al niño el cuidado y la seguridad para poder conocer el mundo que va apareciendo poco a poco desde sí, permitimos que muchos procesos psicológicos se puedan elaborar, madurar y organizar en él. Esto es relevante, porque son etapas del ciclo vital de la vida de un ser humano, que va a requerir de todo su potencial emocional en el futuro, para poder encontrarse con el crecimiento, la adolescencia y luego la vida, la familia, el trabajo, los estudios y sus propios hijos. No podemos evitar vivir situaciones con agresión, en parte porque conforma nuestro setting de respuesta de defensa evolutivamente anclado en nuestro cerebro. A veces, atacamos y luego vemos que nos asustó, o simplemente aprendemos paso a paso a “regular” la agresión, utilizarla sólo en autodefensa o por sobrevivencia. Por tanto podemos separar la respuesta de agresión por activación vía límbica, donde nos asustamos y respondemos en defensa, sería la agresión saludable. De aquella, que consciente o inconsciente volcamos sobre una persona más vulnerable o un niño, que aun sus defensas están desarrollándose. Esta sería la agresión patológica o no saludable, que se ve muy comúnmente en el día a día a través de la palabra (ironías, insultos, descalificaciones… en clase viene a puro dar la hora…), la distancia y la frialdad emocional (estoy cansado, déjenme solo, no quiero que me molesten ni me hablen…. Y no han visto al papa en todo el día), el poco contacto físico (ya te he dicho que no me gusta que me toquen ni tocar mucho, eso es feo y se ve mal…), la descalificación de la auto valía (contigo no se puede… no sabes nada.. ), la incapacidad de darle afecto (no me gusta eso de andarse diciendo nada de cariñito, ni amorcito… ), etc. Sin tener como saber, si hemos sido educados a través de agresiones, por un mal manejo de un profesor, o por problemas de Bullying, también esto afectará nuestra vida futura provocando dificultades de vínculos y relaciones inestables o con maltrato incluido. Es u poco la repetición traumática de un proceso doloroso, que quedó atrapado en nuestro inconsciente y busca repetirse hasta ser resuelto. Esto no solo sucede con los difícil de la vida, sino que se revive una y otra vez, conductas no maduras, conflictos emocionales, duelos no resueltos, presentándose además asociados a síntomas como jaquecas, ansiedad, miedos, fobias, desgano, adicciones, compulsiones, etc. En etapas más avanzadas de los procesos psíquicos y emocionales no resueltos, veremos trastornos del ánimo, adaptativos, depresión, crisis de pánico y finalmente cuando ya no podemos sostener el conflicto interno, podemos caer en depresiones profundas que provocan muerte de neuronas, enfermedades psiquiátricas y en inhabilidad para trabajar. Todo en nuestra vida es un continuum, vamos pasando por las experiencias de la vida, acumulando experiencia y también arrastrando situaciones que han sido no resueltas. Sin embargo, siempre podemos ir, paso a paso, encontrando formas de trabajar con nuestras heridas emocionales, nuestras carencias vitales y nuestros conflictos internos, los cuales los veremos reflejados en un jefe abusador y autoritario, en una pareja distante y fría o en un hijo que no se siente aceptado por como es. Todos son reflejos de lo que vivimos desde la infancia, y que aún habitan nuestro inconsciente, buscando una salida terapéutica que permita una mejor calidad de vida y autorrealización. Más allá de decir que hacer, quisiéramos mostrar como hay una relación entre el trato hacia el niño, la calidad del vínculo. Poder mirarnos como padres y mirar como construimos el puente afectivo y relacional del niño con el mundo externo. Puede suceder que el padre o madre, ellos hayan vivido abuso, violencia o agresiones por parte de sus padres y busquen no educar bajo la agresión, hay dentro de sí, un dolor no resuelto y se puede educar al niño extremadamente sobreprotegido y saturado de cuidado o sin límites, lo cual expondrá al niño a la violencia externa, creyendo que el mundo gira para él, y sintiendo que sus padres, sin querer “le mintieron” y esto es uno de los clásicos argumentos del adolescente en relación a sus padres, desde la rabia y el miedo a enfrentar ser adulto. Podemos poner límites y expresar nuestras emociones con amor, comprendiendo que la labor de los padres, es poder participar en la vida de un niño reforzando sus pasos en el proceso del crecimiento. Si vemos un niño inseguro, ambivalente y distante, tenemos mucho por hacer para reafirmar su autoestima; si vemos un niño híper seguro de sí “un campeón”, eduquémoslo para el respeto por los otros y el compartir… hay que buscar un equilibrio dinámico entre ser “el campeón” y “el inseguro”, la realidad nos llevará a habitar todo el espectro de éxito y fracaso, de un lado para el otro y lo más saludable es un vivir ambos, desde una estructura psico emocional sana, que pueda tolerar la frustración y el stress o que pueda aceptar con alegría sus triunfos y éxitos desde el merecimiento que todo ser humano necesita. Si con un a mano golpeamos, insultamos o criticamos, y con la otra, damos cariños, comida y cuidado, el niño dentro de sí puede que asocie, que esta ambivalencia es “normal” y a veces no entienda, porqué golpeó a un amiguito que le caía bien… o que se haga daño a sí mismo, si en su casa todo está bien. Más que buscar la perfección parental, invitaría a los padres a reorganizar su propia historia, a reconocer esas partes perdidas de sí, incoherentes, ambivalentes y olvidadas y ponerlas al sol, de manera que se curen, como heridas que quedaron del pasado y que hoy están presentes en nuestras conductas de compensación. Por eso a veces, las mujeres maltratadas no pueden decir basta, porque inconscientemente sienten que nunca fueron la niña que su papa esperaba, o la mujer que fuera vista por su pareja… todo se refleja en nuestro hoy… y más que un problema, son una puerta a la libertad, de

Tengo miedooooooo!!!!

¿El miedo que surge de la angustia o la ansiedad, podemos manejarlo? Cada día nos vemos enfrentados a situaciones desconocidas donde simplemente las cosas pasan y respondemos a éstas, por medio de nuestra creatividad, capacidad de reflexionar y de canalizar lo imprevisto en nuestras vidas. Comentarios como “las cosas pasan por algo”…”Ya me lo esperaba”… “Yo sentía que no resultaría”, etc. Éstas con frases del diario vivir que nos permiten integrar lo que sucede de forma imprevista, simplemente pasó: nos quedamos encerrados en un ascensor, nos toca ir en un bus que tiene un choque leve, nos caemos en la calle, nos olvidamos de algo en casa, que teníamos que llevar al trabajo, etc. Nuestras vidas van en un movimiento de sucesos y situaciones, donde le miedo actúa desde una función de protección. Sentimos miedo cuando escuchamos un ruido fuerte y desconocido, cuando un perro nos ladra, cuando tiembla… El miedo es la alerta básica que indica el límite entre lo que hace o no daño, por lo tanto es un mecanismo de sobrevivencia que ha ido conformando nuestra estructura neurológica desde el inicio de la vida de cada uno y se mantiene como mecanismo sano, cuando es funcional: protege de peligros y de pérdidas. ¿Qué pasa cuando este mecanismo se desregula? Como mecanismo de sobrevivencia el mecanismo puede “apagarse”, quedar totalmente suprimido dado un evento absolutamente inmanejable, donde el sistema nervioso se colapsa y simplemente nos “congelamos”, no vemos una salida, ni sabemos que pensamos en ese momento, nos desorientamos en tal grado, que nos inmovilizamos. Aun así, es probable que el sistema esté protegiéndonos de alguna forma, simplemente puede contener una desadaptación que después traiga consecuencias, como: estados de ansiedad, miedo irracional, estados depresivos, falta de iniciativa, miedo a la vida, a las relaciones, a salir de la casa… Todo depende de nuestra estructura psicológica y de la capacidad del cerebro de autorregular las funciones del circuito del miedo. En accidentes graves, vemos que la persona no reacciona, está sobrepasada por la situación y no puede evitar estar en ella, por tanto es probable que a nivel psicológico, se produzca una “separación”, entre mi situación real y lo que apenas conecto. Nuevamente tenemos mecanismos de orden mental que nos protegen y nos sacan de la experiencia aparentemente y decimos: “yo estaba ahí, pero no sentía nada, me miraba pero no pensaba, todo era distante y confuso…” Si estos mecanismos se desregularizan comienza la ansiedad, el miedo permanente o la angustia sin razón aparente. Hemos estado en un accidente, o perdimos a un ser querido y seis meses después, comienzo con problemas para dormir, todo me molesta, o siento miedo de salir. Cuando además, seguimos viviendo en medios de tensión y de caos, la cosa no se pone mejor… Simplemente nuestro carácter cambia… podemos ver que luego de un terremoto, como es nuestro caso en forma persistente en algunas partes de nuestro país, las personas adultas y en algunos casos los niños, quedan con esa sensación de inseguridad persistente que se reafirma, con cada temblor, el mensaje interno inconsciente es: no estoy seguro… esto será de nuevo otro terremoto?… persiste el miedo, la sensación de correr al primer atisbo de que esto ya no es sólo un temblor y movilizamos sin darnos cuenta, cantidades de neurotransmisores y redes neuronales que se “activan”, ante cualquier situación. Esto es saludablemente seguro, en la medida en que no presentemos síntomas de Hipervigilia, o sea, tensión persistente, alerta a todo, aceleramiento del ritmo cardíaco, sudor en las manos, boca seca, sueño muy ligero, etc. Cuando el mecanismo se desregulariza, debemos tomar conciencia de si hay o no amenaza real, de si podemos modificar el medio, de forma de eliminar la alerta, por ejemplo, reducir un ruido que asusta, revisar el lugar donde estamos, bajar por la escalera si nos asusta el ascensor. Es importante, tener un sistema nervioso regulado, en sano equilibrio dinámico, que atienda a las demandas del medio ambiente. “No es sano, detectar cambios en el ánimo, estados depresivos, desordenes del sueño, etc. Y no buscar atender a nuestros síntomas, ya que así como el sistema nervioso nos protege, si éste se desorganiza en sus respuestas adaptativas, podemos encontrarnos con crisis de pánico, trastornos del ánimo, del sueño, ansiedad difusa persistente y vivir “ESTRESADOS” permanentemente.” También existe un miedo aparentemente más psicológico (siempre el cuerpo acompaña a la emoción, no podemos separarlo), al cual acudimos como mecanismo de evasión de algo peor. Preferimos sentir miedo y evitar saber de nuestro futuro, tenemos miedo a perder, a no lograr lo que nos hemos planteado, así que lo utilizamos como combustible, para evitar algo peor, sin embargo, “la ganancia secundaria”, puede tener un costo emocional alto y afectar otras áreas de la vida personal, la autoestima, la capacidad de tomar decisiones, etc. Esto sucede cuando tenemos miedo a una situación de evaluación, a una reunión con el jefe, cuando la profesora entrega el informe de notas del niño o llama a los papás a reunión o cuando siento que me van a castigar. El miedo y la angustia reducen la capacidad del cerebro a ser asertivo, confunde, quita potencial de respuesta de las redes neuronales y va acompañado de cansancio, estrés, pérdida de sentido de realidad, inestabilidad emocional… “Entregarse al miedo a no enfrentar “consume” y “agota” a la larga. “ Por tanto, estas conductas también deben ser reguladas, y trabajar por aprender nuevas formas de enfrentar las experiencias, ya que nos provoca una gran inseguridad, nos hacen cuestionar nuestra capacidad y muchas veces, dejamos de lado cosas que realmente nos importan, porque no tuvimos como manejarlas emocionalmente. Sobre todo si además, en la familia o en el grupo de amigos, el miedo no es manejado, por tanto, hay una respuesta disfuncional aceptada como “normal”, que en en sí, no lo es. Cuando estemos en estos estados de miedo, caos, angustia persistente, no esperemos síntomas mayores, aprendamos a conocer nuestros mecanismos, cambiemos las respuestas que son disfuncionales, aprendamos como enfrentar las cosas

Felicidad, conductas nuevas y neuroplasticidad

Aún estamos en un proceso extraordinario de cambios en la forma en que hoy atendemos a los cambios de la conducta humana. Si bien es cierto, que existe mucho la posibilidad de “entrenar” el aprendizaje, se requiere sin duda, una base neurofisiológica apropiada, con un sistema nervioso resiliente y activo. Dada la estructura neurológica que poseemos a nivel autonómico, podemos también apelar a la autorregulación, lo cual es posible, en la medida que vamos aprendiendo a conocer el lenguaje de nuestro cuerpo, emociones y sensaciones. La Felicidad también está relacionada con este sistema “dinámico en equilibrio”, que requiere además de hormonas y neurotransmisores, que responden al sistema “interpretando”, las sensaciones y llevando a éstas a emociones, sentimientos, pensamientos y conductas. “Un ser humano feliz, cumple con una serie de estados neurofisiológicos, que se pueden potenciar también, por eso es que en algunas personas, por ejemplo, el poder hacer ejercicio, danzar o activarse, mejora su estado emocional y al mismo tiempo nivela las desarmonías existentes a nivel interno. Se siente bienestar, cuando se come algo rico, cuando necesitamos “algo dulce” o cuando queremos “dormir 5 minutos más”. En un punto exacto el placer y las sensaciones se integran en un todo “plácido”, que hemos denominado: bienestar, felicidad, relajación, paz, etc.” Cada sistema nervioso tiene sus propios códigos y se expresa según su tendencia. Algunos somos de respuestas Simpáticas (hacia la actividad y el movimiento) y otros somos de respuestas parasimpáticas (necesitamos descanso y relax) sabiendo bien como acceder a crear estados de resiliencia neural, nos acercaremos a esta sensación grata de habitar un cuerpo, que es capaz de recuperarse del cansancio y que repara el desgaste. Por otra parte las conductas que son reflejas o adaptativas, seguirán siendo “autonómicas y automáticas”, relacionadas con nuestro cerebro primario y sus funciones vitales, como respirar, ritmo cardíaco, etc. Sin embargo, las conductas que emitimos estarán también relacionadas con la manera que tenemos de observar nuestra realidad y de cómo la interpretamos. Algunos somos “pesimistas”…. Creemos que lo malo se multiplica y que es inmanejable… lo nuestro es el infortunio, a pesar de ser lo mejor que podemos, algo nos dice que este mundo es cruel, que la vida está por acabarse en el planeta y de que tenemos mala suerte…. Y bueno, Quien soy yo para decir que no son así las cosas!? Y, como estamos en este mundo de polaridades, tenemos a los Optimistas acérrimos, que no pierden oportunidad para ver la vida desde la positividad: todo fluye, es fácil y está puesto en sí mismo. Hay confianza acerca de un mañana desconocido y en verdad no hay de qué ocuparse…Y, pues bien!! Se dice, desde la Psicología Positiva, que ser Optimista y Pesimista… se aprende!!! Nacemos con el supuesto que somos naturalmente neutros, y que en la educación de la familia y el medio, recibiremos las respuestas que conformarán nuestra mente y respuestas Optimistas o Pesimistas. ¿Qué dicen las investigaciones? Un optimista tiene mejor autoestima, rendimiento, confianza en sí mismo y en la vida. Puede enfrentar los desafíos con más recursos internos y su potencial se desarrolla en forma más completa. (Los Optimistas, también tienen momentos de pesimismo, sin embargo, responden a la premisa, de que aún sea lo peor, pasará…) Un Pesimista, no confía, se siente en “la indefensión aprendida” (no puede cambiar lo negativo, porque siempre será así….esto proviene de etapas muy tempranas del aprendizaje que marcan al niño) y esto indica en sí, que no puede hacer frente a las situaciones, porque ellas son insostenibles y se retira de los procesos, muchas veces cayendo en la depresión o la apatía. Son personas con un desarrollo que muchas veces es incompleto y hay poca motivación. Con estos ejemplos, quiero indicar que sí existe una relación de sistema nervioso, funciones de adaptación, plasticidad neural y de conductas, todas funcionando como un “todo”, en un equilibrio dinámico. A mayor capacidad de oscilar en forma moderada, tendemos a responder en forma más equilibrada. Esto lo podemos observar, cuando estamos relajados y nos sucede algo, no lo tomamos “tan mal”, ni sobrepasamos una respuesta normal de alerta. Por lo tanto, la neuroplasticidad si tendría también relación como nuestro desarrollo se amplía y se incrementa, de forma en que se abren nuevas capacidades. Te invitamos a conocer más de ti, de tu potencial y de tu capacidad de crear nuevos procesos, cambiando el estilo de atribución, pudiendo paso a paso, hacer de tu vida, una vida más completa, con desafíos que sean posible trascender y experimentando más confianza en tus habilidades. A cambiar el modelo familiar pesimista y a dar un paso al optimismo saludable. Mariann Dávila

Duelo traumático: una mirada conciliadora hacia nuestra vida nos permite curar.

Desde hace 10 años que investigo y trabajo en dar apoyo a las personas que han vivido situaciones que se han denominado traumáticas, debido al impacto que ha provocad la experiencia en la historia y en la vida de la persona. La posibilidad de asumir un cambio drástico en nuestra vida, está unido a la capacidad de poder reorganizar nuestros procesos, a través del tiempo, pudiendo entenderse al duelo, como una serie de etapas, ya descritas por la Psicología. Sin embargo, más allá de la definición, de lo que es o no normal en relación al tiempo de recuperación, hay mucho que se puede ir progresivamente tratando y trabajando a diferentes niveles de comprensión y ajuste. Nos encontramos ante una pérdida significativa, una ruptura de nuestra realidad y en ese momento, sólo podemos mirar ese dolor, ese vacío que cubre nuestro corazón y pensamientos. Nunca pensamos pasar, por estos procesos y nos sentimos vulnerados por las circunstancias y emociones. Quisiera poder enfatizar la importancia de buscar apoyo, de todas formas posibles. Es un momento de profundo sentir, el cuerpo está abierto a expresarse y a mostrar su dolor, por lo que necesitamos sentirnos acompañados, sostenidos en lo posible. Los duelos también requieren de tiempo, de integración, de aprender de nuevo, de caminar de otra forma, de orientarnos de una manera distinta y a veces, las resistencias son tan inconscientes y tan persistentes, que podemos quedarnos “congelados” en la historia que nos llevó más allá de nuestra tolerancia. Es esa sensación de “no haber aceptado ni comprendido lo que sucedió”, lo que indica una de las señales del duelo traumático. Es ese sentido de no poder resolver, un año, dos, tres… y seguimos en iguales condiciones o peores, sobre todo si después de un año, no hemos buscado apoyo, probablemente nuestra salud psicoemocional se vea desgastada, y comencemos a presentar síntomas derivados del stress y del duelo en sí. Podemos tener problemas para conciliar el sueño, para motivarnos, para movernos hacia adelante, sintiendo que existe un estado depresivo sostenido que nos dificulta querer relacionarnos o volver a la vida. Más y más síntomas se van presentando, si además tenemos poco apoyo o no comunicamos lo que nos sucede. El cuerpo, las emociones y el sistema nervioso se relacionan en conjunto con el sistema hormonal y podemos presentar alteraciones más severas, dependiendo de la edad, salud física y entorno. Con esto quiero destacar, que en cierto grado, todo duelo posee carga emocional, sin embargo, dado la capacidad de cada persona de resiliencia, de recursos emocionales disponibles y de las circunstancias, podremos diferenciar cuando el duelo se considerará traumático. Para esto es importante la vivencia que nos comunica la persona, al momento de poder evaluar por sí misma, si luego de un tiempo “las cosas no toman su ritmo”, o si definitivamente, “se ha perdido el sentido de vida”. Desde la visión del trabajo desde el cuerpo, desde los propios recursos que posee cada persona, de poder trabajar la memoria traumática, podemos acceder a recuperar nuestra capacidad vital, ánimo y comenzar un nuevo proceso de integración de lo que no se pudo, en su momento. Existen posibilidades que potencian un sistema nervioso resiliente y que va paso a paso, autorregulándose, de forma que podamos salir del estado de congelamiento y recuperemos el sentido vital. Cada persona puede liberar la carga emocional, no sólo a través de la palabra, de ir a una terapia, sino, que puede adentrase en su propio proceso curativo, siendo acompañada y apoyada en la facilitación del propio proceso, permitiendo gradualmente recuperarse. Estas nuevas intervenciones que incorporan la visión neurosomática, permiten además, ir acompañadas de otros tratamientos, ya que además potencian las otras intervenciones, sean psicofarmacológicas, psicológicas, etc. Si podemos buscar, resolución del trauma: “El trauma puede ser curado, en la medida de que conocemos como funcionamos en términos del lenguaje del cuerpo, integrado a lo psicológico y emocional. Todo en un flujo integrado de información que se puede ordenar internamente y cambiar la mirada de nuestros procesos.” Mariann Dávila Experiencia Somática – Holding Point Process – Neurociencias aplicadas.

Lo que no se dice de Sexualidad

Un poco de Sexualidad…Es sólo cosa de esbozar este concepto y ver cómo las personas dejan entrever, cierta contorsión facial y corporal de incomodidad y pudor…. ¿Extraño? ….no, es comprensible, somos parte de una sociedad cargada de tabúes, donde se nos enseña desde pequeños a no hablar de éste y otros tantos temas, llámense; “complejos”, “difíciles”, “innecesarios”, “inmorales”, “obscenos”, pero que sin embargo, forman parte fundamental de nuestras vidas. La buena noticia, es que como personas y sociedad avanzamos a tranco firme y sin retorno. La mala, que es un camino pedregoso, donde somos nosotros mismos, con nuestros prejuicios y limitaciones, los principales obstáculos para evolucionar y sortear estas trancas. Vemos constantemente y en los distintos ámbitos de la vida, comunes y variados ejemplos: Cómo aún en los colegios,  se habla de la “abejita que lleva el polen a la a flor”. Cómo en las clases de sexualidad, se “habla” de aquello y lo otro, sin nombrar las cosas por su nombre. Cómo aún los padres y profesores les dicen a los jóvenes, que masturbarse es “malo”… “pecado”… “que hace mal para la mente” O cómo los padres en estado de shock frente a cualquier pregunta de sexualidad de los hijos,  responden evasiva y desesperadamente: “¿Por qué preguntas eso”, “no es un tema de niños”,  “cuando seas más grande”,  “es complicado, no entenderías”,  “tu madre o tu padre te responderá cuando llegue”, dejando de esta forma a los hijos a la deriva, donde muchas veces deben canalizan estas preguntas con sus pares, que están tan o más extraviados y desinformados que ellos. Otro caso es cuando llega la temida y “compleja” etapa de la pre-adolescencia y adolescencia, donde los padres “tienen” que hablar de aquellas cosas de “hombres” con los hijos y las madres cosas de “mujeres” con sus hijas, haciendo una performance teatral. Los hijos incómodos y choqueados por tan insólito momento, no entienden ¿por qué? Y de qué les acaban de hablar (En otro de mis artículos, abordaremos el tema de la sexualidad con los hijos). En la pareja, por ensayo y error vamos probando y “aprendiendo”, sin retroalimentación, ya que no hablamos de sexo en pareja, hasta que un día descubrimos, de forma milagrosa, accidental, por un quiebre o infidelidad, que a la otra persona, por ejemplo, nunca ha tenido un orgasmo, que tal posición nunca le gustó, que tenía fantasías que rayan mis valores. A veces en la pareja, uno de ellos pide o alude innovar en algo y aparece el cuestionario de preguntas “¿por qué?… ¿dónde lo viste?… ¿te lo han hecho antes?”… volviendo a centrar el tema en cuestionamientos morales y la propia inseguridad. O como también en pareja, por baja autoestima física, se nos complica el mundo al encender la luz, o tal posición al dejar en evidencia unos kilos extras, o a las caricias por aquellos vellos no improvisados. Y así incluso por los más mínimos detalles, que para algunos parecerían una locura, pero que sin embargo es un trauma doloroso y limitante para quien lo vive. Y así vamos incorporando esta información errónea, cargada de prejuicios, hasta que al final la hacemos nuestra verdad y guía de nuestras vidas, por caminos llenos de aprehensiones, pudores, miedos y limitaciones castradoras, que nos impiden vivir una vida sexual saludable. La clave está, precisamente en informarse y aprender a hablar de nuestra sexualidad, aprender a reconocer nuestros miedos y prejuicios en torno a este tema, a superar la vergüenza y el pudor catatónico, a estar más informados como individuos, a romper el silencio con los hijos de estos patrones heredados, hacer más honestos con la pareja, más abiertos con los amigos y menos prejuiciosos como sociedad. En este camino de la comunicación afectiva, nos daremos cuenta de lo que me pasa, también le pasa a otros, y como también existen otros tipos experiencias, distintas a las mías, que  nos puedan dar algunas respuestas, luces o nuevas alternativas. Con el tiempo, el hábito y la constancia de hablar de “aquellas” cosas que nos complican, nos daremos cuenta que lo más complejo, se vuelve más sencillo. Ps. Alex Silva Escobar Instituto de Neurociencias para la Felicidad (INF)