Desde hace 10 años que investigo y trabajo en dar apoyo a las personas que han vivido situaciones que se han denominado traumáticas, debido al impacto que ha provocad la experiencia en la historia y en la vida de la persona.

La posibilidad de asumir un cambio drástico en nuestra vida, está unido a la capacidad de poder reorganizar nuestros procesos, a través del tiempo, pudiendo entenderse al duelo, como una serie de etapas, ya descritas por la Psicología. Sin embargo, más allá de la definición, de lo que es o no normal en relación al tiempo de recuperación, hay mucho que se puede ir progresivamente tratando y trabajando a diferentes niveles de comprensión y ajuste.

Nos encontramos ante una pérdida significativa, una ruptura de nuestra realidad y en ese momento, sólo podemos mirar ese dolor, ese vacío que cubre nuestro corazón y pensamientos. Nunca pensamos pasar, por estos procesos y nos sentimos vulnerados por las circunstancias y emociones.

Quisiera poder enfatizar la importancia de buscar apoyo, de todas formas posibles. Es un momento de profundo sentir, el cuerpo está abierto a expresarse y a mostrar su dolor, por lo que necesitamos sentirnos acompañados, sostenidos en lo posible.

Los duelos también requieren de tiempo, de integración, de aprender de nuevo, de caminar de otra forma, de orientarnos de una manera distinta y a veces, las resistencias son tan inconscientes y tan persistentes, que podemos quedarnos “congelados” en la historia que nos llevó más allá de nuestra tolerancia. Es esa sensación de “no haber aceptado ni comprendido lo que sucedió”, lo que indica una de las señales del duelo traumático. Es ese sentido de no poder resolver, un año, dos, tres… y seguimos en iguales condiciones o peores, sobre todo si después de un año, no hemos buscado apoyo, probablemente nuestra salud psicoemocional se vea desgastada, y comencemos a presentar síntomas derivados del stress y del duelo en sí. Podemos tener problemas para conciliar el sueño, para motivarnos, para movernos hacia adelante, sintiendo que existe un estado depresivo sostenido que nos dificulta querer relacionarnos o volver a la vida.

Más y más síntomas se van presentando, si además tenemos poco apoyo o no comunicamos lo que nos sucede. El cuerpo, las emociones y el sistema nervioso se relacionan en conjunto con el sistema hormonal y podemos presentar alteraciones más severas, dependiendo de la edad, salud física y entorno.

Con esto quiero destacar, que en cierto grado, todo duelo posee carga emocional, sin embargo, dado la capacidad de cada persona de resiliencia, de recursos emocionales disponibles y de las circunstancias, podremos diferenciar cuando el duelo se considerará traumático. Para esto es importante la vivencia que nos comunica la persona, al momento de poder evaluar por sí misma, si luego de un tiempo “las cosas no toman su ritmo”, o si definitivamente, “se ha perdido el sentido de vida”.

Desde la visión del trabajo desde el cuerpo, desde los propios recursos que posee cada persona, de poder trabajar la memoria traumática, podemos acceder a recuperar nuestra capacidad vital, ánimo y comenzar un nuevo proceso de integración de lo que no se pudo, en su momento. Existen posibilidades que potencian un sistema nervioso resiliente y que va paso a paso, autorregulándose, de forma que podamos salir del estado de congelamiento y recuperemos el sentido vital.

Cada persona puede liberar la carga emocional, no sólo a través de la palabra, de ir a una terapia, sino, que puede adentrase en su propio proceso curativo, siendo acompañada y apoyada en la facilitación del propio proceso, permitiendo gradualmente recuperarse. Estas nuevas intervenciones que incorporan la visión neurosomática, permiten además, ir acompañadas de otros tratamientos, ya que además potencian las otras intervenciones, sean psicofarmacológicas, psicológicas, etc.

Si podemos buscar, resolución del trauma:

“El trauma puede ser curado, en la medida de que conocemos como funcionamos en términos del lenguaje del cuerpo, integrado a lo psicológico y emocional. Todo en un flujo integrado de información que se puede ordenar internamente y cambiar la mirada de nuestros procesos.”

Mariann Dávila

Experiencia Somática – Holding Point Process – Neurociencias aplicadas.