Hace un tiempo a esta parte, las grandes empresas que se dedican a las ventas o al mercado financiero, imponen a sus empleados el concepto de “metas”. Cada año, se ajustan estas metas en función de los resultados que se desean lograr. Estas metas a veces son “inalcanzables”… tanto así que ya al conocerlas, sabemos que no las vamos a lograr y que esto puede significar perder nuestra fuente de trabajo, otras son más accesibles, sin embargo pueden significar un gran esfuerzo personal y al final quedamos agotados y tiritones de ver que vendrá después!

Luego se suman las metas personales hacia los bienes materiales: un auto, una casa, una lavadora, el reloj, la parcela, el viaje, la moto, la TV de x pulgadas… En fin, un mundo de objetos de consumo, en una economía limitada, que tiene que ver con nuestros ingresos y créditos!

Finalmente las metas propias de orden afectivo: casarse, tener hijos y educarlos lo mejor posible, tener estudios profesionales o un oficio, poseer un magister, un doctorado o un post doctorado… metas que son además de orden significativo y que duele no poder llevarlas a cabo también.

Por lo tanto, de meta en meta, vamos consumiendo, necesitando y exigiéndonos al máximo, más de lo que podemos darnos cuenta en general y por esto, a veces podemos sentir que “no para” y que en el futuro, existirá cada vez mayor exigencia y más esfuerzo. Sin contar que puede ser que queramos de todo, pero logremos con mucho esfuerzo, un mínimo de lo que queremos y por lo tanto exista la frustración y la decepción por falta de posibilidades junto con otras dificultades que se suman de la vida. como son los imprevistos que pueden ser “determinantes” de otras necesidades como una cirugía de urgencia o un problema crónico de salud.

¿Qué les puedo recomendar?

A veces “menos es más”, a veces las prioridades son parte esencial de una vida con “buenos límites”, entendiendo al límite como un aspecto natural y humano de cada uno de nosotros, donde el estrés y el desgaste se pueden sentir. La balanza de cuanto de esto o cuanto de lo otro, a veces tiene pocas posibilidades de ajuste… Sin embargo los invito a imaginarse “una buena vida” y a reordenar prioridades!!! Sobre todo una vez al año, luego de cerrar ciclos y comenzar nuevos desafíos.

Reflexionar si en verdad empeora o mejora mi vida con más consumo y menos afectos, priorizar los vínculos, las conversas, los cafecitos con las amigas y el paseo familiar. Un contexto de relaciones afectivas positivas genera “salud mental positiva”.

Ps. Mariann Davila Coggiola